Estudios recientes destacan que el consumo moderado de cacao puro puede mejorar la memoria, la fuerza muscular y la salud cardiovascular en adultos mayores, posicionándolo como un superalimento esencial en la prevención del deterioro asociado al envejecimiento.
Especialistas coinciden en que, consumido con moderación, puede desempeñar un rol importante en la prevención del deterioro físico y cognitivo propio del envejecimiento.
Aunque a menudo se usen como sinónimos, cacao y chocolate no son lo mismo. El cacao es la semilla fermentada del árbol Theobroma cacao, mientras que el chocolate es un producto procesado que incorpora otros ingredientes, como azúcar, leche o grasas añadidas. Esta distinción es esencial, ya que los beneficios para la salud están vinculados al consumo de cacao puro, en polvo o en forma de nibs, sin agregados perjudiciales.
El cacao es una fuente rica en polifenoles, particularmente flavonoides como las epicatequinas, que poseen un alto poder antioxidante. Estos compuestos ayudan a reducir el estrés, proteger la función mitocondrial y mantener el equilibrio del organismo, lo que resulta clave a medida que se avanza en edad.
Según investigaciones publicadas en revistas como Nutrients, Archives of Internal Medicine, JAMA y The Journal of Nutrition, el consumo regular de cacao se asocia con una mejora de la salud cardiometabólica, incluyendo la reducción de la presión arterial, la mejora de la sensibilidad a la insulina y la disminución de la inflamación crónica leve.
Además, estudios recientes, como uno publicado en The Journals of Gerontology: Series A, sostienen que el consumo diario de cacao (una cucharada) puede mejorar la fuerza muscular, la movilidad funcional y reducir los niveles de inflamación en adultos mayores de 50 años. Estos efectos son fundamentales en la prevención de la fragilidad, una condición común en la vejez que aumenta el riesgo de caídas, hospitalizaciones y pérdida de autonomía.
Asimismo, según datos de la revista Hypertension, el cacao también tiene efectos positivos sobre la función cognitiva. Su ingesta regular puede contribuir a preservar la memoria, la concentración y otras capacidades mentales afectadas por el envejecimiento.
A pesar de sus múltiples beneficios, los especialistas insisten en la necesidad de consumir cacao con moderación y como parte de una alimentación equilibrada. No se trata de convertirlo en un suplemento milagroso, sino de integrarlo de forma consciente junto a una dieta rica en frutas, verduras, proteínas magras, grasas saludables y, especialmente, con una vida activa y ejercicio regular.
En suma, el cacao emerge como un alimento funcional con respaldo científico. Su inclusión en la dieta puede ofrecer beneficios cardiovasculares, cognitivos, musculares y dermatológicos, lo que lo convierte en un recurso nutricional útil para mejorar la calidad de vida y prolongar la funcionalidad en la adultez.




