El cine argentino vive un 2025 de contrastes. Mientras enfrenta desafíos económicos y una industria que busca adaptarse a nuevas plataformas de exhibición, las producciones nacionales siguen destacándose tanto a nivel local como internacional. Este año trae una cartelera marcada por la diversidad de géneros y la profundidad de sus propuestas.
Uno de los estrenos más comentados es Mensaje en una botella, una comedia dramática protagonizada por Luisana Lopilato. La historia sigue a una sommelier que, tras una serie de hallazgos en su viñedo, descubre una forma insólita de comunicarse con su pasado. Filmada en Mendoza, la película combina el drama emocional con un toque de fantasía, en un escenario visualmente deslumbrante.
El cine de terror argentino también pisa fuerte este año con 1978, un relato ambientado en la última dictadura militar, que fusiona hechos históricos con elementos sobrenaturales. La trama gira en torno a un centro clandestino donde los verdugos comienzan a ser acechados por fuerzas oscuras. La tensión política se entrelaza con el horror psicológico, generando un efecto tan inquietante como reflexivo.
Otra propuesta destacada es La Virgen de la Tosquera, basada en relatos de terror contemporáneo con fuerte anclaje social. En un barrio marginal, los habitantes comienzan a experimentar fenómenos inexplicables vinculados a una figura religiosa. La película combina la crítica social con el realismo mágico, y logra un retrato oscuro y profundo de los márgenes urbanos.
En el terreno de la comedia, Mazel Tov se presenta como una mirada íntima y divertida a las relaciones familiares. Tras la muerte del patriarca, dos hermanos se reencuentran para resolver viejas disputas, secretos y traumas heredados. El humor, el afecto y las tensiones familiares se mezclan en una historia que apela tanto a la risa como a la emoción.
Por último, Una muerte silenciosa ofrece un thriller cargado de suspenso y belleza patagónica. Un cazador solitario intenta esclarecer la extraña muerte de su sobrina en un pueblo aislado. La película destaca por su ritmo contenido, su paisaje como protagonista y un clima de tensión constante que mantiene al espectador alerta hasta el último segundo.
El cine argentino de 2025 demuestra que, pese a las dificultades, hay creatividad, talento y compromiso con contar historias propias. Desde lo íntimo hasta lo político, desde lo fantástico hasta lo real, las películas de este año confirman que el país sigue siendo una usina cinematográfica poderosa.



