La producción avícola en Argentina se consolida como uno de los sectores más dinámicos del agro nacional. En los últimos años, la industria ha registrado un crecimiento sostenido, impulsado por el aumento del consumo interno y la expansión de las exportaciones. Según datos del Ministerio de Agricultura, en 2024 se faenaron más de 800 millones de pollos, posicionando al país como el segundo productor de carne aviar en América Latina, solo detrás de Brasil.
El consumo interno de carne de pollo sigue en alza, con un promedio de 48 kilos por habitante al año, cifra que supera ampliamente al consumo de carne vacuna. Este cambio en los hábitos alimentarios se debe a factores económicos —el pollo es más accesible— y nutricionales, ya que se lo percibe como una opción más saludable. La industria respondió a estas preferencias con mejoras en la calidad del producto, trazabilidad y control sanitario.
En el ámbito de las exportaciones, Argentina envió carne aviar a más de 60 destinos en 2024, incluyendo China, Sudáfrica, Emiratos Árabes y Chile. Aunque los envíos al exterior aún representan una porción menor del total producido, el potencial de crecimiento es significativo, especialmente si se consolidan acuerdos comerciales y se mejora la competitividad logística del país.
Uno de los principales desafíos del sector sigue siendo la infraestructura. Si bien las plantas procesadoras han incorporado tecnología de punta, muchos productores pequeños y medianos enfrentan dificultades para acceder al financiamiento necesario para modernizar sus instalaciones. Además, factores como la inflación, el costo de los insumos y la carga impositiva impactan en la rentabilidad.
A pesar de estos obstáculos, el panorama general es alentador. La avicultura argentina cuenta con capital humano capacitado, un mercado interno sólido y crecientes oportunidades de exportación. Con políticas públicas que acompañen su desarrollo, el sector avícola puede convertirse en uno de los pilares de la agroindustria nacional en la próxima década.



