Desde las calles de Chicago a la Cátedra de San Pedro: el primer norteamericano en convertirse en Pontífice lleva una vida marcada por la misión y el servicio en Latinoamérica.
Robert Francis Prevost fue elegido como nuevo Papa en mayo de 2025, convirtiéndose en el primer pontífice de origen estadounidense en la historia de la Iglesia Católica. Su elección representa no solo una novedad geográfica, sino también un perfil marcado por la experiencia en contextos sociales complejos y por una fuerte vocación misionera. Su formación agustiniana y su paso como obispo de Chiclayo, Perú, le aportaron una mirada cercana a los pueblos latinoamericanos.
Durante su tiempo en América Latina, Prevost desarrolló una intensa labor pastoral en comunidades vulnerables, algo que marcó profundamente su visión de la Iglesia. A diferencia de perfiles más institucionalistas, su liderazgo se caracterizó por la cercanía con las personas, la apuesta por una Iglesia en salida y la defensa de los pobres. Esta sensibilidad encaja con la línea trazada por su antecesor, el Papa Francisco, y refuerza la orientación pastoral del Vaticano hacia el sur global.
Su elección también se interpreta como un gesto de apertura hacia nuevas culturas dentro de la estructura vaticana, y como una ratificación del rumbo reformista. En sus primeras palabras como pontífice, Prevost hizo hincapié en la necesidad de diálogo, inclusión y escucha, subrayando que su pontificado buscará una Iglesia más fraterna, sin abandonar las raíces doctrinales. Con una biografía marcada por el servicio en las periferias, su figura plantea un puente entre el norte y el sur, entre lo tradicional y lo popular.




