El yacimiento de Vaca Muerta, ubicado en la cuenca neuquina, se afianza como uno de los principales motores económicos de la Argentina. Durante 2025, la producción de petróleo y gas no convencional alcanzó niveles récord: más del 47% del crudo y el 60% del gas natural del país provienen ya de esta formación. El desarrollo sostenido de Vaca Muerta permitió reducir importaciones energéticas, mejorar la balanza comercial y atraer inversiones millonarias en infraestructura.

Según datos de la Secretaría de Energía, la producción total de petróleo creció un 19% interanual, mientras que el gas aumentó un 13%. Este crecimiento se debe a la incorporación de nuevas tecnologías de perforación y fractura hidráulica, así como a la participación de grandes empresas internacionales como Chevron, Shell, ExxonMobil, TotalEnergies y YPF. Solo en 2025, las inversiones superaron los US$ 10.000 millones, consolidando a Neuquén como la provincia con mayor expansión económica del país.

El desarrollo de gasoductos e infraestructura energética fue clave para sostener el crecimiento. La finalización del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner y las obras complementarias de transporte hacia Buenos Aires y el Litoral permitieron ampliar la capacidad de distribución y reducir la dependencia del gas importado. En el mediano plazo, el Gobierno apuesta a que la Argentina se convierta en un exportador regional de gas natural licuado (GNL).

La expansión de Vaca Muerta también tiene un fuerte impacto en el empleo y la actividad regional. En la provincia de Neuquén, se generaron más de 70.000 puestos de trabajo directos e indirectos, y la recaudación provincial creció un 25% durante el último año. La construcción, los servicios industriales y el transporte son los sectores que más se beneficiaron del dinamismo energético.

Sin embargo, el auge petrolero no está exento de desafíos. Las fluctuaciones internacionales del precio del crudo, la falta de divisas para importar insumos y las demoras en la aprobación de marcos regulatorios generan incertidumbre entre los inversores. Además, las organizaciones ambientales plantean preocupaciones por el impacto ecológico de la fractura hidráulica, especialmente en el uso del agua y la emisión de gases de efecto invernadero.

El Gobierno nacional busca equilibrar desarrollo y sostenibilidad a través del Plan de Transición Energética 2030, que promueve una matriz diversificada, con el gas como fuente de energía puente hacia un futuro más limpio. En paralelo, YPF anunció inversiones en investigación para reducir la huella de carbono en los procesos extractivos y mejorar la eficiencia energética.

Con sus vastos recursos, infraestructura en expansión y capacidad técnica, Vaca Muerta se consolida como una plataforma clave para la seguridad energética y el crecimiento económico argentino. El desafío de los próximos años será transformar ese potencial en desarrollo sostenible, capaz de generar divisas, empleo y previsibilidad para una economía que busca estabilidad a largo plazo.

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